“Asistencia sanitaria en situaciones especiales”. Así define la
Consejería de Sanidad madrileña el estatus que pasan a tener a partir
del 1 de septiembre las personas que no son ni “aseguradas” ni
“beneficiarias” y que, por tanto, dejan de tener acceso al sistema de protección sanitaria pública.
Se trata, en muchos casos, de inmigrantes sin permiso de residencia en
España —unos 150.000 en todo el país— que solo podrán acudir a la red
pública en estos casos: de urgencia, para asistencia al embarazo y
parto, si son menores, si se les ha autorizado el asilo o si son
víctimas de trata. Todas estas son excepciones —no se les cobrará por
atenderles— a la regla general que dicta que un extranjero en situación
irregular pierde el derecho a la asistencia sanitaria gratuita.
Sin embargo, aún hay una sexta excepción a la norma: el supuesto de
“salud pública”. Se trata principalmente de enfermedades infecciosas y
de declaración obligatoria (hepatitis, legionelosis, tuberculosis,
VIH...), aunque también se incluyen las patologías de salud mental
(trastorno bipolar, esquizofrenia...). A diferencia de las otras
excepciones, los extranjeros tendrán que pagar por su asistencia
sanitaria, según el documento Instrucciones sobre la
asistencia sanitaria a prestar por el Servicio Madrileño de Salud a
todas aquellas personas que no tengan la condición de asegurada o
beneficiaria, que llegó este martes a las consultas de primaria.
El texto asegura que la asistencia sanitaria de
personas con estas patologías “conllevará facturación al usuario” salvo
que se haya suscrito un “convenio especial” o “cuando se estime que el
proceso evolutivo de la patología vaya a ser inferior a un año”. El
“convenio especial” es la especie de póliza que el Gobierno quiere hacer pagar a los extranjeros no asegurados —710 euros al año—
que quieran ser atendidos en la red pública. El problema es que, a
tres días de la entrada en vigor de la normativa, nada se sabe de estos
seguros. El Ministerio de Sanidad confirmó este martes que no se han
aprobado y que tienen que recibir el visto bueno del próximo Consejo
Interterritorial. “No está pensado para inmigrantes irregulares, sino
para personas que viven en España y no trabajan ni cotizan”, aseguró
ayer un portavoz. La ministra, Ana Mato, mantiene el miércoles en
Valladolid una “reunión informal” con los consejeros de Sanidad para
tratar ese y otros asuntos.
Pese a tratarse de supuestos de “salud pública”, los inmigrantes a los
que se diagnostiquen patologías como el VIH, hepatitis crónicas y la
mayoría de trastornos mentales tendrán que pagar y el Servicio
Madrileño de Salud les entregará “directamente” la medicación, asegura
el documento. No está claro si deberán ir a un hospital a buscarla o se
la darán en el centro de salud.
La Consejería de Sanidad asegura que pretende pasar factura, cuando pueda, a los países de origen de los inmigrantes,
pero en un pie de página admite que solo hay suscritos convenios
bilaterales con seis (Andorra, Brasil, Chile, Marruecos, Perú y Túnez).
Además, estos convenios cubren a ciudadanos asegurados, no a
inmigrantes irregulares. “Por lo que estamos viendo, se va a facturar,
pero no se va a cobrar”, sugiere la presidenta de la Sociedad Madrileña
de Medicina de Familia y Comunitaria (Somamfyc), María Fernández.
Las instrucciones aseguran también que “todos los procesos” cuyo
tratamiento se haya iniciado antes del 31 de agosto se seguirán
atendiendo gratis. “¿Qué ocurre si estoy tratando a un paciente con
diabetes y luego se le diagnostica un cáncer? ¿Se le factura el cáncer?
Yo tengo pacientes, no patologías”, argumenta Fernández. Hay más
incongruencias en la norma de la Consejería: “Podremos pedir pruebas y
hacer derivaciones, pero como estos pacientes no tienen condición de
asegurados no podremos hacerles recetas. Tendrán que ir a la farmacia
hospitalaria a recoger los fármacos, y eso dificulta la accesibilidad al
tratamiento”, explica. El documento prevé incluir a los no asegurados
en el sistema informático Cibeles, en tipos específicos (“transeúnte
sin permiso residencia”, “embarazada sin permiso residencia”...) que
permitirán consultar sus historias clínicas pese a carecer de tarjeta
sanitaria.
“Estas instrucciones son un parche a lo que ha hecho el Ministerio y
dejan más preguntas de las que resuelven. ¿Qué van a hacer el resto de
comunidades? Debería ser igual para toda España”, asegura el portavoz de
Sanidad del PSOE en la Asamblea de Madrid, José Manuel Freire. La
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid critica
especialmente el tratamiento de los casos de “salud pública”. “Se
refiere a un grupo de enfermedades infectocontagiosas que han de ser
previamente diagnosticadas. ¿Dónde? Parece ser que en las urgencias,
puesto que este es el único circuito asistencial al que pueden acceder. A
los problemas de saturación se sumará la presencia de personas con
enfermedades infectocontagiosas en los servicios de urgencias”,
argumenta en un comunicado.'
Fuente: El País
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