Fuente: Yo Sí Sanidad Universal 14/08/2013
El bosque (nuestro modelo sanitario) y el árbol (cada una de las
medidas que se adoptan en torno a él), de eso se trata. Otra vez el
Gobierno nos ha brindado en apenas una semana datos fragmentados,
divisibles, como si unos no se vincularan con otros, como si cada una de
las partes no tuviera que ver con ese todo llamado Real Decreto Ley
16/2012 que desde hace un año excluye del acceso al derecho a la
protección de la salud a cientas de miles de personas y ahora, con las
nuevas medidas, mercantiliza la salud de todas, sin excepción.
Inmigrantes por un lado, reproducción asistida de mujeres solteras y
lesbianas por otro, más allá el cobro del servicio no urgente en
ambulancias, más acá el precio de un derecho que deja de serlo para
convertirse en mercancía… y en el centro de la opinión pública debates
aislados que se instalan en los medios reduciendo nuestra capacidad de
ver un bosque al que cada día se le talan más árboles, de aquí y de
allá, de todos lados. Abandonar la universalidad de un derecho para extender la exclusión y mercantilizar nuestras vidas, de eso se trata.
El
avance del rodillo neoliberal ha convertido nuestra sanidad en un
modelo de aseguramiento donde el que más tiene podrá acceder a las
prestaciones y el que menos, quedará indefectiblemente fuera. Y a esas
personas, nuestros vecinos y vecinas excluidas, si quieren acceder, el
Gobierno ya se ha encargado de ponerles un precio.
Desde Yo Si Sanidad Universal llevamos más de un año denunciando que
el cambio de modelo implica mucho más que la privatización de hospitales
o cese de miles de profesionales de la sanidad, o el repago
farmacéutico, u otras medidas que a lo largo del año nos han ido
implementando y tienen una gravedad incontestable. Se trata de que
estamos perdiendo un derecho fundamental de nuestra sociedad y eso no
nos lo podemos permitir, por cada vecino excluido, por cada vecina
enferma… es la salud de todas las que está en juego.
Quizá
sea momento de ver qué está pasando en países donde un modelo similar
se lleva implementando desde hace un tiempo ya. En Grecia, por caso, hay
más de 3 millones de personas que no están teniendo acceso a la
asistencia sanitaria pública y el número de personas infectadas por
enfermedades como el VIH ha aumentado hasta un 200% en apenas 2 años de
recortes.
En Portugal, desde el año pasado la asistencia en urgencias puede
costar hasta 50€ según las pruebas que requieran y todas las consultas y
estudios que comenzaron con un precio ínfimo, en apenas dos años han
multiplicado por dos y tres su coste. El propio ministro de Sanidad luso
ha pedido a la ciudadanía colaborar “para no caer enfermos”, como si
nos gustara enfermar también, por encima de nuestras posibilidades.
En Estados Unidos para alejarnos un poco de la Europa en crisis,
según el grupo de defensa del consumidor “Families USA”, en el año 2010
aproximadamente 26.100 personas entre 25 y 64 años de edad perdieron la
vida en forma prematura por no poder acceder a un seguro médico. El
número de muertes entre las excluidas dejó así una tasa de 72
fallecimientos al día, o lo que es lo mismo, 3 personas cada hora
dejaron de existir por el abandono de la administración pública.
Entonces, quizá le pregunta que se impone sea ¿cuándo dejaremos de mirar pasivamente a quiénes han excluido y padeceremos en nuestros cuerpos la exclusión?
Basta mirar a esos otros países para comprender que el sistema de
exclusión no apunta a colectivos en particular como nos quieren hacer
creer, sino que implica la expropiación de un derecho fundamental de
todas las personas, como es el de la protección de la salud.
En la Plataforma Yo Si Sanidad Universal seguiremos denunciando y
actuando contra la exclusión sanitaria, e invitamos a vecinos y vecinas,
a personal sanitario y administrativo, a todas las personas que vivimos
en el Estado español, a continuar desobedeciendo y así defendiendo
nuestro derecho a tener una sanidad pública y universal, y a no cesar en
la lucha por derogar un Real Decreto Ley por inhumano, inmoral y
asesino.
Que el árbol no nos tape el bosque. Que no sigan vendiéndonos como
pequeñas medidas todo aquello que hace a la pérdida de nuestro derecho.
Por una sociedad sana, derechos para todas las personas… Porque es la
salud de todas la que está en juego, y no permitiremos que sigan jugando
con ella.